miércoles, 11 de enero de 2006

Apátridas

Vuelve a aparecer ahora, después de tantos años. Ruido de sables. Mejor que lo hagan con la boca que con sus pistolas. Pero recuerdo épocas en que era expresión casi habitual. Otros tiempos para mí, que miraba a mi padre cada vez que lo escuchaba, y sabía que eso no era bueno, nada bueno.

También de aquellos años, de aquel mundo, dividido en todo en dos, recuerdo la palabra apátrida. No se por qué, pero me gustaba. Cómo sonaba. Y lo que intuía que significaba. Sin patria. Patria. Preferiría no haber escuchado nunca. Patria. Me da miedo. Entonces yo quería ser de Nueva Jersey, de Memphis, de Liverpool, de Londres, de Bilbao, de Madrid, qué más da. (...)


Luego me creí con identidad. Soy el más contradictorio de los mortales. Pero volví a abandonarla. El más placentero de los adioses. Banderas, patrias, identidades, defensores. Al carajo. En África quise ser africano. En Sudamérica, sudamericano. Miento. Fui africano. Fui sudamericano. Supongo que ahora europeo. Pero también me sobra. Siguen siendo barreras. Qué coño me importa que se rompa lo que no quiero unido.

Sólo quiero un lar que nos cobije. Ni la piel de Ella es mi patria. Es mi aire, mi bebida, mi sendero, es yo. Quiero que sea yo. Y acariciarla, juntos. En nuestro nido. Que nos quedamos ahí. Aunque se rompa. Por eso buscamos el nido. En eso estamos. Luchando contra el maldito sistema. Engullidos por él. Vendiendo nuestras cuentas. Pero no nuestro futuro. No, niña, nuestras almas, no. Si acaso, para el tuyo y el mío.

Que se enfunden su lengua y sus pistolas.
Mi patria en mis zapatos. Tampoco. Ni eso. Simplemente apátridas del mundo. Pero en nuestro nido. Que llegará.


Suena la corriente: "Born to run (30th Anniversary)" - Bruce Springsteen

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