martes, 1 de marzo de 2005

El arte de pegar la nariz

Dejo atrás el monstruo y el caos, guardándole algo más de cariño que anteriores veces, posiblemente por haber podido conocerla un poquito más.

Y lleno la maleta de una buena lluvia tropical, de esas que uno solo puede imaginar hasta que la vive para darse cuenta que es mucho más, que es un diluvio que limpia de raíz, que si creyera en el significado de los bautizos éste sería divino (hombre, para eso también tendría que creer en la divinidad). Me doy cuenta cuánto las he echado de menos.

La lleno de esos personajes que, los busques o no, siempre encontrarás por aquí. Seres estrafalarios, personajes de novela, que son capaces de hacerte comprender que tu vida es todo menos sustancial. Inglés casado con brasileña. Ella vive en Inglaterra. Odia Brasil. Él vive en Brasil. Odia Inglaterra (sinceramente, creo que odia más a su mujer que a Inglaterra). Capaz de pronunciar tres mil palabras en un minuto en su fascinante portuespanglish. Capaz de hacerte saborear el silencio cuando se marcha a las tres de la mañana a trabajar. ¿Trabajar? Traductor. Pagaría por leerle.

Guardo en un rincón las jodidas consecuencias de la cachaça. Letal al día siguiente, pero agua de vida durante el trago.

Escondo un poco más abajo la pobreza. Y los ojos vidriosos, oscuros si te asomas a ellos. Desilusión. Siempre viene después de la ilusión. Lula se los iba a comer a todos. Como si alguien pudiera dar un golpe sobre la mesa del sistema. Nunca le dejarían. Nunca le dejarán. Pero su fe en él continua. Más fría. Menos inocente. Pero fe.

Guardo esos grafitis imposibles. La última moda. Miras a una desvencijada mole de 20 pisos. Parece que se va a caer (ya, joder, pero esta no arde). Y en las paredes exteriores del piso 15 lees Zona Líder. Las bandas marcan su territorio. Pero no entiendes cómo coño se pueden descolgar para hacerlo precisamente ahí. En el monstruo, los territorios son verticales.

Cierro la maleta. En la bolsa de mano llevaré las piedras y los discos. Ya buscaré hueco para pasarlos a mp3. Mmmm. Sao Paulo Independente. Borderlinerz. Cielos, si parecen suecos en pleno ataque guitarrero!!!
Y Chico, claro. Y más.

Y me largo a Curitiba. Ciudad que no conozco. Ciudad que no conoceré. Me pagan por no tener tiempo. Por estirar el que no tengo.

Joder, y entonces de dónde coño sacas estos comentarios?
El arte de pegar la nariz al cristal de la ventanilla del taxi.
Ya, y el arte de vivir con cuatro horas de sueño.
Para qué quiero más.



Navegado en Curitiba, Brasil
Suena la corriente: "Black Diamond" - Borderlinerz